viernes, 20 de julio de 2018

LA AMISTAD EN LOS TIEMPOS DE LA GLOBALIZACIÓN…

Mi santa madre me lo decía: cuidate mucho, Juanito, de las malas compañías. Por eso es que a mis amigos los mido con vara rasa; los tengo bien elegidos, son lo mejor de cada casa…canta el Nano… Eran otros los contextos… Amigos, amigos, como se dice amigos, tengo pocos, decíamos en épocas de dictaduras nacionales (hoy las hay globales)… no sé si llego a contarlos con los dedos de una mano, decíamos… Pero hoy las cosas han cambiado. Desconfiar era saludable, entonces, porque en cada acto uno se jugaba la vida. Desconfiar y (al mismo tiempo) cuidar al amigo. No comprometerlo en nuestras actitudes. Muchas veces no verlos o evitarlos era cuidarlos. Cantar ciertas canciones de amor al prójimo costaba escondernos, encanamiento, amenazas, desapariciones y etcéteras…Reunirnos a comer asado y cantar era una provocación. La amistad, así como el amor, el sexo, eran enemigos de las formas establecidas por la prepotencia de las botas cívico-eclesiástico-militares. Estaba prohibido tener amigos. Reunirse para tenerlos…El amigo no debía fallar porque en eso nos iba la vida. Pero hoy, al menos los que no estamos en la Franja de Gaza, en Afganistán, en Irak, en cualquier rincón del planeta donde caen misiles asesinos, podemos ensayar la confianza, brindarnos y, si nos fallan o fallamos, podemos modificar nuestra conducta, perdonar y empezar de nuevo otra relación de amistad, de otro modo que la anterior. La capacidad resiliente de la persona humana lo permite en tiempos de paz y de inclusiones. Necesitamos aceptar al otro, al diferente, al distinto para contrarrestar la dictadura global de armas y drones sin alma que agreden. Necesitamos recrear la red social humana más grande de la historia y cuidarnos los unos a los otros. Los medios están… junto a los miedos. Tendremos que replantearnos el concepto de amistad…Hoy debemos ampliar el significado, hacerlo inclusivo hasta el error, ensayar hasta que haya tiempo (y espacio). Hoy esta comunidad global nos necesita amigos. El que falle, cuando no haya tiempo de ensayos, se quedará solo. Ese será su peor castigo del salirse del amor colectivo que construye dignidades. En la época de las dictaduras (no solo la del ’70) se meaba los lugares públicos como rebeldía frente a lo establecido. Lo canta Serrat en su canción “Mis amigos son unos atorrantes”. Hoy no es botón el que le dice a un amigo que cuide los lugares públicos. Hoy ser amigo es jugarse por los lugares púbicos. Dice el libro sagrado de los cristianos, que el Mesías un día les dijo a sus allegados…”ya no los llamo allegados porque el allegado se sirve, habitualmente, del que se acerca. Desde hoy los llamo amigos porque les di a conocer mi yo y mi súper yo para que juntos obedezcamos la única ley posible edificante, la que no ata ni obliga. La del amor.” El Dr. Ernesto Guevara Lynch, conocido como Che, les escribió a su hijos “Sobre todo, sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo.” Justino Leiba, un paisano anónimo, dijo alguna vez lo que rescató Yupanqui : “Un amigo es uno mismo, con otro cuero”. Esa debe ser la medida del ensayo de la amistad global que posibilitan las redes de comunicación social para que el mundo sea menos inmundo. Ojalá lleguemos a tiempo. Es hora de decir y poner en acto con el poeta, éstos Versos Sencillos: “Cultivo una rosa blanca/ en junio como en enero/ para el amigo sincero/ que me da su mano franca.// Y para el cruel que me arranca/ el corazón con que vivo, / cardo ni ortiga cultivo; cultivo una rosa blanca.”… ¡Feliz día del amigo!

Juanchi Galeano♪ – 20 de julio de 2018

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