domingo, 6 de septiembre de 2015

SON LOS GRANDES LATIFUNDISTAS, SON LOS MERCADERES, SON LOS EJÉRCITOS, ES LA GUERRA, ESTÚPIDO…

La paráfrasis a James Carville viene de ver un informe aparentemente ‘naif’ con una gran carga de vileza por parte de ciertos ‘comunicadores sociales’ que jamás han salido de las veredas de enlosado ni de las luces de un estudio de TV que limitan, por cierto, su visión a lo inmediato. Me refiero al programa pseudo-plural denominado “Intratables”, a su conductor (en este caso) y a sus panelistas, cuando invitaron a Gustavo Cordera (el letrista más carismático que tuvo “la Bersuit”) que llevó a Félix Díaz para que tuviera visibilidad. Más aún de la que ya tiene su persona, no su pueblo.

La alianza simbiótica parasitaria que viene haciendo la ‘corpo’ mediática y el originario Félix Díaz contra el Estado administrado por un gobierno Nacional y Popular, es de larga data y de una mezquindad horrorosa. “Según Díaz, el general Leopoldo Galtieri pretendió que los indígenas sean parte del ejército. Su periodo en la colimba, fue una de las pocas ocasiones en donde no sufrió ningún tipo de discriminación, siendo tratado como un conscripto  más”, se puede leer en Wikipedia…


En el 2011 tuve la posibilidad de viajar seguido a Resistencia y alrededores. Entonces pude compartir espacios  e intercambiar conceptos con originarios qom (se pronuncia ‘com’ – como el ‘punto com’ de la informática en el idioma qomlactac) y Félix, entre ellos, no tiene la representación que él dice tener. ¿Cómo es que La Organización nacional de pueblos indígenas en Argentina (ONPIA) y la Federación de pueblos y comunidades del Kollasuyo (FEDEKO) no lo acompañan en su lucha? ¿Es el único indígena con dignidad para levantar su voz? No. Se corta solo. Tiene su proyecto político personal.

 

Parece antipático lo que escribo pero no todos los originarios son gente buena. Eso sería mirarlos con una mirada bucólica, tipo ‘familia Ingalls’ a los que son iguales a cualquier otra persona del planeta.


Por otro lado, si Félix fuera un guerrero sincero, con intenciones de recuperar la tierra, no estaría apuntando solamente a los gobernantes que se cambian cada cuatro años sino a los que les sacaron verdaderamente las tierras cuyos descendientes son hoy dueños de los medios invasivos de incomunicación masiva. Sin embargo hace la alianza con los que les robaron las tierras. Con los Mitre y con los Medios que responden a los interese de la Sociedad Rural y con los políticos alcahuetes de esos medios.



Félix tiene 55 años. Formosa fue el último territorio nacional en ser declarado Provincia apenas cinco años antes de que el líder naciera. ¿Cómo se manejaba antes el territorio, hace apenas 67 años?

No cuenta la estudiosa del CONICET Noemí María Girbal Blacha en uno de sus ensayos: “En abril de 1947, braceros pilagás, tobas y wichís fueron despedidos sin indemnización del ingenio San Martín de El Tabacal. Un mes antes habían sido llevados, desde el territorio nacional de Formosa, con sus pobres enseres, junto a mujeres y niños con la promesa de que les pagarían seis pesos por día. Una vez en el ingenio, propiedad del salteño conservador Robustiano Patrón Costas, la promesa no se respetó y los braceros reclama­ron sin éxito ante la justicia. Con hambre y empobrecidos regresarían a pie a Las Lomitas (Formosa) y se alojarían en el paraje llamado Rincón Bomba. La Gendarmería Nacional ejerció entonces un férreo control para desplazarlos a lugares más alejados. Los representantes indígenas se esforzaron por tener una entrevista con las autoridades nacionales y con el propio presidente Juan Domingo Perón, o porque este se trasladara al territorio formoseño para que conociera las miserias por las cuales pasaban en la vida cotidiana. (…) El presidente de la nación ordenó el envío de alimentos, ropas y medicinas para los aborígenes, que llegaron a la ciudad de Formosa en septiembre de ese año y fueron consignados al delegado de la Dirección Nacional del Aborigen, quien demoró la entrega a los damnificados. Finalmente, la ayuda llegó, pero diezmada y los alimentos lo hicieron en muy malas condiciones sanitarias, durante los primeros días de octubre. El consumo de esos productos desató una intoxicación masiva. Los sobrevivientes ya no fueron bienvenidos y co­menzaron a ser sospechosos. Se hablaba del ‘peligro indio’ y la Gendarmería Nacional actuó en consecuencia. ‘En los aborígenes (más de 1.000) se notaba la existencia de gran cantidad de mujeres y niños, quienes portando grandes retratos de Perón y Evita avanzaban desplegados en dirección nuestra’. En la tarde del 10 de octubre se inició una feroz matanza, y luego una persecución para quienes escaparon de ella. Los enfrentamientos se sucedieron hasta el 5 de noviembre y la población civil acompañó esta persecución. Según reconoció el comandante mayor (r) Teófilo Ramón Cruz… Más allá de estos sucesos, desde los comienzos del gobierno de Juan Domingo Perón se advierte una mayor presencia del Estado nacional en la vida territoria­na.”

El porcentaje mayor de tierras que habitaban los originarios, las tierras útiles, cultivables y de una vegetación adecuada para el modo de vida de los originarios era y es de miembros que pertenecen a la selecta Sociedad Rural Argentina.



Cuando Perón insinuó hacer la Reforma Agraria, esto es expropiar la tierra a los privados sinvergüenzas que heredaron la tierra de mano o papeles truchos de genocidas, su condición de “General herbívoro” (militar pacífico) solo le permitió reformar la Constitución en 1949. En el Capítulo IV se declaraba que la propiedad privada era de función social. Así y todo, no tocando la propiedad privada, la suprimieron, previo golpe de estado. Lo ideal hubiera sido la expropiación (recuperación) y reparto de la tierra a quienes la trabajan y a sus dueños originarios.
Si realmente nos interesan los originarios, no le tendríamos miedo a la Reforma Agraria que no necesariamente tiene que ser como lo idearan en otros territorios y en otros tiempos.

¿Algún sensiblero/sensiblera estaría dispuesto a ceder un palmo de tierra a sus verdaderos dueños? Si fuera así, Félix no estaría aprovechando su condición de originario para obtener prebendas de empresarios que siguen aplastando a su pueblo.

No se trata de llanto ni de conmoverse ante situaciones supuestamente injustas o alevosamente injustas. Si el Estado es responsable, el empresariado agrario-industrial argentino tiene mil veces más responsabilidad que el Estado porque son los que tienen la tierra, la vaca, la chancha y los chanchitos. Es más, son ellos los que inventaron el Estado para servirse de él.

Dada la consumación del hecho, queda por pugnar por una distribución equitativa de la riqueza que se produce en estas tierras. Los indígenas no son perros como para que los miremos como proteccionistas de animales. Son hermanos y hermanas a los que se les ha cercenado la lengua y sus derechos.

Tampoco es cuestión de meternos en su cultura sin descalzarnos de las botas de mercaderes del odio porque sería (sigue siendo) otra masacre.

Una educación igualitaria sería, en principio, lo prioritario y luego el destierro del racismo para compartir la tierra, las aceptación de visiones diferentes con respeto recíproco y el destierro definitivo de la fuerza y de las guerras, esa creación recreativa de los haraganes inescrupulosos a quienes les resulta más fácil matar al semejante que sembrar la tierra y cultivarse ellos mismos el espíritu en vez de aprender sobre armas que aniquilan al distinto.



Juanchi Galeano 5 de setiembre de 2015

La primera foto que acompaña mi texto es del bloguero chaqueño Adán de Ucea

La segunda foto es de Félix con el dirigente ultraderechista Ricardo Buryaile

http://www.noticiasurbanas.com.ar/noticias/el-cacique-qom-felix-diaz-sonrie-para-la-foto/


Ensayo citado de Noemí María Girbal Blacha:

No hay comentarios:

Publicar un comentario