viernes, 3 de abril de 2015

El viernes santo y la Hermana Duda...

"Bienaventurados los que lo tienen claro
porque de ellos es el reino de los ciegos."
                                                                                                                                   Joan Manuel Serrat

¡¡¡Muy buen viernes santo a cada una, a cada uno!!! Hoy es el maravilloso día en que se conmemora el ateísmo del Dios vivo de los cristianos. Dice el misal católico: “Tomó la copa de vino y, sabiendo que iba a RECONCILIAR EN SÍ MISMO TODAS LAS COSAS por su sangre derramada en la tortura, la pasó a cada uno de sus amigos y amigas, diciéndoles amorosamente; tomen , esta es mi sangre que será derramada por cada ser humano que sufre y sufra injusticias”. Fue entonces que, desde la fe o el mito cristiano, se unieron la sangre de todos/todas los/las luchadores/as populares y las de los pueblos oprimidos en toda la historia.


Pero cuando llegó el momento de ser levantado en la cruz, ese Dios impotente, despojado de todo y torturado (no el todopoderoso con coronas de oro que “adoran” los fundamentalistas) se permitió la duda. “Padre… ¿porqué me abandonaste?” El Dios de los cristianos, en el acto más amoroso de los dioses de la historia (y esto no se le ocurrió jamás a ningún genial novelista ni cineasta como Julio Verne o Steven Spielberg) se permitió DUDAR DE SU VERDAD.

Quien no duda en ningún momento de su verdad, es un/a fundamentalista que no deja entrar en sí ninguna otra verdad. No puede reconciliarse con todas las cosas. 

La duda es la capacidad de dar lugar en nosotros a todas las verdades que nos hermanen. No es la jactancia de los intelectuales, como dijo un militar energúmeno fundamentalista. 

Esto NO ES PERDONAR, EN NOMBRE DE LAS VÍCTIMAS a los terroristas de estado o victimarios individuales de cualquier rincón del planeta. No tenemos derecho a perdonar en nombre de ninguna víctima. Para ellos, JUICIO Y CASTIGO. Hoy, entonces, para la fe o el mito (qué importa) sería bueno dudar de nuestras verdades que nos esquizan, nos dividen por dentro y por fuera. 

Hay un camino trazado que une cada una de las verdades puestas en duda: Dar la propia sangre valorada, esa sangre cotidiana con la que amo, para que mi hermana, mi hermano, no soporte injusticias de ningún tipo en ningún rincón del planeta. 

Ese Dios, molesto para las religiones poderosas y sus aliados imperialistas de turno, tan molesto que fue torturado y desaparecido por el poder fáctico de las armas y los negocios, nos hermana en el recuerdo o conmemoración de SU DUDA. 

Mi abrazo sincero y afectivo a cada hombre y mujer ateos, y a cada hombre y mujer de fe. Ojalá nos hermane la duda y la lucha militante para sembrar el mundo de sonrisas verdaderas. Esas que las pueden tener solo los liberados, las liberadas de la opresión sistemática de los que creen tener la verdad absoluta.



Juanchi Galeano♪, 3 de abril de 2015


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