martes, 7 de julio de 2015

El M.A.L. (Mercado Absolutamente Libre) es una enfermedad de transmisión global

No se me ocurre otra analogía para tratar de hacer una reflexión sobre los procesos económicos estructurales que ha vivido nuestro querido país en el transcurso de su corta historia.

El M.A.L. o neoliberalismo que de neo no tiene nada, salvo su ropaje o disfraz siglo XXI de democracia formal que ya no invade con armas (al menos, y por el momento, en estas regiones) sino con bancos hipotecarios de soberanía monetaria, ha hecho lo suyo con los primeros gobiernos unitarios con quienes los gobiernos centrales del mundo (portadores del M.AL.) tuvieron sus primeras relaciones carnales sin la protección o proteccionismo por el que bregaban los caudillos federales.

Los gobiernos de Yrigoyen y Perón fueron los que sanearon, en parte, de esta infección, a la República.

Luego las violaciones permanentes, golpes mediantes y sin métodos proteccionistas, nos sangró y desangró el cuerpo de la historia, nos desapareció la estima de la rebeldía liberadora, contagiando otra vez de neoliberalismo verde militar a la joven Argentina, sometiéndola desde la violencia directa.

Hubo un espasmo libertario en la alborada alfonsinista pero nuevamente en los noventa las relaciones carnales sin protección alguna nos dejó, esta vez de verde dólar, sangre de piquetes, de militancia social y de suicidios, en la más alta infección de liberalismo salvaje que se condena hasta desde el Vaticano.

Desde el 2003 hay una nueva intención de devolvernos, claro que con errores (¿quién tira la primera piedra?) la sanación definitiva. Ya no está la Argentina tan anémica de recursos naturales ni humanos.

Pero hay como una especie de “síndrome de descompresión” social. La descompresión es esa enfermedad que sufren los buzos cuando no están bajo la presión del agua y la subida a la superficie no se hace gradualmente. No había tiempo para esa gradualidad. La Argentina sucumbía en la profundidad de un sistema totalmente deshumanizado. La oxigenación de recursos que comienza a circular más fluidamente trae como contrapartida el adormecimiento y debilidad extrema de consensos éticos, es decir de cultura y regulaciones soberanas responsables.

La tentación es gritar que la tiren nuevamente a las profundidades. Y desde esa crisis de autodeterminación nacen los cantos de sirenas declamadas desde los sectores poderosos con su empresarios y sus doctores en economía ocultista, esa ciencia que pretenden, es manejada por un invisible mercado libre…libre, claro, de la regulación necesaria de un Estado en manos de gobiernos populares o como les gusta llamar a ellos, populistas. No habría necesidad de Estados si no hubiera empresarios brutalmente codiciosos y monopólicos que solo quieren su propia vida.


Pero los hay. Y alevosamente proponen una y otra vez las relaciones carnales, pero ahora con globos…con globos no habría infección…




Juanchi Galeano♪ 07 de julio de 2015

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