sábado, 28 de febrero de 2015

Distracciones



Nos distraen sí, los que gobiernan en las sombras y no los vota nadie.

Nos gobiernan y manipulan deseos y actitudes los poderosos dueños de los grandes medios de comunicación.

Ya no necesitan garrotes (aunque sigan destruyendo de misiles y drones, pueblos enteros y sus milenarias culturas, patrimonio de la humanidad).



El fútbol no es una distracción en una democracia nueva e inclusiva. El fútbol es el merecido descanso del que ahora tiene trabajo y no puede ir a la cancha y se identifica con un equipo que plantea una estrategia de juego.

Nos distaren con la causa Ciccone, por ejemplo, con que todo es corrupción y los corruptos encabezan marchas de silencio.

Nos distraen con la supuesta pluralidad del insoportable “Intratables” y todos, todos los programas políticos y de espectáculo que durante todo el día actúan que tienen miedo y gritan que no pueden gritar porque viven en una dictadura.

Desde un alta gama, con ropa de alta costura, desde un país lejano al que eligieron veranear, se estresan de holgazanería y dicen que no les alcanza la plata para llegar a fin de mes.

Mientras, las verdaderas causas que demoran lo completo duermen, hibernan en los pasillos de los juzgados de los fiscales y los jueces cómplices del hambre del niño qom (como si cuando no ven un qom no hicieran arcadas y no les talaran los árboles para que mueran transgénicos).

Nos distraen para que no preguntemos sobre la causa Papel Prensa que monopolizó con sangre y tortura el sustento de la información que recibimos a diario y la que repite la tele.

Nos distraen de la causa HSBC que produjo corridas cambiarias y devaluación de nuestra moneda y la correspondiente inflación.

Nos distraen de la causa de fuga de millones de dólares a Suiza dejando al Banco Central con menos dólares para resistir las embestidas especuladoras antisolidaridad y antitrabajo.

Nos distraen de muerte pero en el fondo de cada latinoamericano late y nace, siempre nace la solidaridad colectiva, organizada. Esa que detestan los que hablan de República y van a los EEUU a pedir que intervengan una sociedad soberana. Esos que hablan de alternancia y cuando tienen el gobierno, ya no desde las sombras sino desde los tres poderes del Estado, nos dejan descalzos y sin libros para que no podamos reclamar comida, salud, trabajo, educación, vivienda, dignidad y sueños. 

Esos que hablan de alternancia despreciando descaradamente al otro y a lo otro.



Quizá unos mates nos devuelvan la mirada clara, no encandilada de movimientos y colores que adormecen.



Juanchi Galeano 28 de febrero de 2015

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